VICTOR CHERKÉSOV | GENERAL DEL KGB
“Ningún clan puede tener el monopolio del poder”
Cherkésov, general del KGB allegado de Putin, se une a los comunistas en las elecciones para combatir la corrupción
Pilar Bonet
(El Pais) Moscú
21 OCT 2011 - 21:53 CET5
La gran sorpresa en la campaña para las elecciones parlamentarias
rusas es la presencia en la lista de candidatos del Partido Comunista
(PCFR) del general Víctor Cherkésov, de 61 años, peterburgués y veterano del KGB, que fue vicepresidente del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (SFS) cuando Vladímir Putin
pasó a liderar esta entidad en1998. El general, que con rango de
ministro dirigió el Servicio Federal de Control de Estupefacientes
(SFCE) de 2003 a 2008, explica en una entrevista con EL PAÍS por qué ha
decidido pasar a la oposición.
“Rusia tiene un sistema político cada vez más feudal e incapaz de resolver sus problemas, pero destruirlo de golpe sería muy peligroso”, dice. “Hay que renovarlo como si fuera un reactor atómico, quitando los elementos gastados y sustituyéndolos por nuevos, pero de forma paulatina, sin tocar el núcleo, para que el reactor no explosione”, señala Cherkésov, que fue responsable de los órganos de Seguridad de San Petersburgo y la región de Leningrado de 1992 a 1998 y representante presidencial en el distrito federal del noroeste de Rusia.
Las elecciones del 4 de diciembre son una “oportunidad para el
cambio” y producirán un “parlamento real y no un observador pasivo”,
dice, y opina que “la última cosa buena que podría hacer Dmitri Medvédev
es garantizar unos comicios limpios y democráticos”. “Competir en las
elecciones es un gran giro en mi vida, pero continúa lo que he hecho
durante años, es decir participar en la gestión del Estado, sólo que
ahora en un papel político”, explica Cherkésov, que, sin ser militante,
está en el octavo lugar de la lista comunista, lo que le asegura un
escaño en la Duma Estatal (parlamento ruso)
Cree Cherkésov que “hay que dedicarse en serio a la seguridad y a la lucha contra la corrupción”.“En los últimos años, el código penal y penal-procesual han sufrido centenares de cambios. No hay que adoptar nuevas leyes, sino hacer que se cumplan las existentes”. Como ejemplo cita la muerte en un calabozo de Moscú del director de una escuela, sospechoso de soborno. “Al margen de si la acusación era justificada, ese director estuvo preso durante meses por varios centenares de miles de rublos, y en cambio no se ha encarcelado a ningún funcionario por el billón de rublos robados en el sistema de compras estatales. Tenemos un sistema de justicia selectivo. El director de la escuela estaba indefenso y no podía recurrir a sus “socios” en las estructuras de poder, pero los funcionarios sobornados están defendidos por los que participan en estos turbios asuntos”.
¿Carecen los líderes rusos de voluntad política contra la corrupción? “Aún deseando combatirla, Putin y Medvédev
se limitan a consignas, pero la situación puede cambiar, si los rusos
deciden por fin influir en el poder mediante sus votos y negándose a
aguantar lo que sucede”.
Uno de los fines de Cherkésov es lograr que la Duma tenga facultades para hacer investigaciones. “El parlamento debe controlar al poder Ejecutivo, pero aquí no lo hace porque la mayoría de los diputados son de hecho delegados del Ejecutivo que frenan los proyectos de ley de la oposición sobre el control parlamentario”, dice. El parlamento forma comisiones “en casos especiales”, pero no puede iniciar investigaciones independientes ni citar a funcionarios ni reclamar documentos. Un tema a investigar son las relaciones del negocio del juego clandestino en la región de Moscú con la Fiscalía General y el Comité de Investigación (un organismo creado en época de Putin que asumió funciones de procesamiento penal antes ejercidas por la fiscalía). “Debemos saber si la Fiscalía está corrompida o no y si el Comité de Investigación es el instrumento de una lucha de clanes o está del lado de la ley. Así que sería lógico que el parlamento lo investigara para que la sociedad recuperara la confianza en la Justicia. Sólo si el parlamento controla al Ejecutivo, comenzará la lucha contra la corrupción”.
En el pasado, Cherkésov veía los órganos de seguridad a los que
pertenece como una selecta casta, la única capaz de dirigir el Estado
cuando las instituciones estaban en crisis. Su pensamiento ha
evolucionado desde aquel “exceso de idealismo”. Ya no cree en la
capacidad de un grupo privilegiado, sea el que sea, para formar un país
normal y guiarlo hacia la democracia. “Hoy la casta es aún más casta que
antes, actúa más en su propio provecho, acumuló más recursos. Sus
principios, su moral y sus objetivos se han transformado
cualitativamente y su poderío y sus palancas son mayores que antes”,
afirma.
En 2007, en un gesto insólito entre los “chequistas” (veteranos del KGB) del entorno de Putin, Cherkésov publicó un artículo en el que exhortaba a sus colegas a elegir entre su responsabilidad histórica al frente del Estado o hundirse en la corrupción y enriquecerse gracias al poder obtenido. En aquel artículo, enumeraba diferentes posibilidades del régimen, a saber la democratización, el deslizamiento hacia una dictadura de corte latinoamericano o el estancamiento. Ahora, Rusia vive entre el estancamiento y el deslizamiento hacia la dictadura, pero puede democratizarse, si Putin comprende que ésta es una necesidad imperiosa y si la sociedad presiona sobre las estructuras de poder, explica.
“Aquí se da la variante más salvaje del capitalismo, lo que es inaceptable para la mayoría”, sentencia.
En 2006, siendo jefe del SFCE, Cherkésov fue requerido por Putin para que ayudara a investigar un caso de corrupción en el que estaban implicados altos funcionarios de los servicios de Seguridad. En cumplimiento de esta orden, un equipo de Cherkésov, al mando del general Alexandr Búlbov, llevó a cabo escuchas telefónicas para aclarar un asunto de contrabando que “había costado la vida a varias personas, incluido el periodista y diputado Yuri Schekochijin”. En pocos meses, el grupo “reunió las pruebas necesarias para desenmascarar a los contrabandistas” que en 2010 fueron condenados y encarcelados. Varios funcionarios de la Fiscalía General, la Aduana y el Servicio Federal de Seguridad fueron despedidos de sus cargos.
Sin embargo, el Comité de Investigación, surgido de la Fiscalía, encarceló a Búlbov con datos en gran parte falsificados, y este general estuvo preso durante dos años. La paradoja es que “los altos funcionarios despedidos encontraron trabajo bien pagado al frente de bancos, y Búlbov se quedó en paro al salir de la cárcel libre de cargos. Era injusto”, dice.
¿Abandonó Putin a Cherkésov? El general evita responder. La confianza
de Putin, que tan importante fue para crear el SFCE, se había
“enfriado” en 2008. “Mis ex “colegas” organizaron la publicación de
investigaciones periodísticas falsas contra mí”, dice. Putin le aconsejó
“tirar a la basura” aquellos artículos, pero Cherkésov había pasado a
ser percibido como un “peligro” en la casta de los “chequistas” que
rodean al presidente. Putin, explica, trataba de mantener el equilibrio
de distintos servicios de seguridad y éstos se unían contra el general
que, creyendo tener el apoyo del jefe del Estado, osó transgredir las
reglas corporativas.
Cherkésov se vio así sólo al frente de personas que confiaban en él y que “en vez de obtener una medalla” eran intimidadas e incluso encarceladas por sus propios “colegas”de otros departamentos de Seguridad por haber desestabilizado la paz “gremial-delictiva”.Cherkésov dice entender que Putin tiene guerras en distintos frentes y debe elegir hacia dónde movilizar sus tropas. “Putin piensa que su principal apoyo, su base, son los órganos de seguridad y por eso no puede debilitarlos, le guste o no. Yo veo el campo de batalla de otra manera y creo que ningún clan puede adjudicarse el monopolio de la fuerza, la represión o la elección, porque ese monopolio no puede ser objetivo”. Y añade: “Cuando los funcionarios corrientes tienen coches de lujo, los generales tienen paquetes de acciones d las grandes compañías y sus hijos controlan las principales corporaciones del país, ¿acaso podemos confiar en su objetividad?”
“Por su filosofía, Putin es poco sensible ante el robo, porque cree que todos roban”, pero “tiene gran experiencia y es capaz de tener una idea correcta del papel del Estado y de actuar como regulador y controlador entre las instituciones,aunque utiliza sus cualidades de forma selectiva”.
Putin ha “hecho ricos y felices” a sus amigos y, de su tercer mandato, Cherkésov espera que “renuncie a satisfacer los intereses personales de su entorno” y también “cambios radicales”, como la “competencia política, la libertad de información en los canales televisivos, la verdadera lucha contra la corrupción y el ingreso en los órganos de orden público y seguridad de personas no involucradas en la extorsión organizada”.”Hay que luchar por un nuevo Putin, porque la lógica del viejo Putin no puede sacar al país de la crisis”, sentencia.
“Rusia tiene un sistema político cada vez más feudal e incapaz de resolver sus problemas, pero destruirlo de golpe sería muy peligroso”, dice. “Hay que renovarlo como si fuera un reactor atómico, quitando los elementos gastados y sustituyéndolos por nuevos, pero de forma paulatina, sin tocar el núcleo, para que el reactor no explosione”, señala Cherkésov, que fue responsable de los órganos de Seguridad de San Petersburgo y la región de Leningrado de 1992 a 1998 y representante presidencial en el distrito federal del noroeste de Rusia.
“Rusia tiene un sistema político cada vez más
feudal e incapaz de resolver sus problemas, pero destruirlo de golpe
sería muy peligroso”
Cree Cherkésov que “hay que dedicarse en serio a la seguridad y a la lucha contra la corrupción”.“En los últimos años, el código penal y penal-procesual han sufrido centenares de cambios. No hay que adoptar nuevas leyes, sino hacer que se cumplan las existentes”. Como ejemplo cita la muerte en un calabozo de Moscú del director de una escuela, sospechoso de soborno. “Al margen de si la acusación era justificada, ese director estuvo preso durante meses por varios centenares de miles de rublos, y en cambio no se ha encarcelado a ningún funcionario por el billón de rublos robados en el sistema de compras estatales. Tenemos un sistema de justicia selectivo. El director de la escuela estaba indefenso y no podía recurrir a sus “socios” en las estructuras de poder, pero los funcionarios sobornados están defendidos por los que participan en estos turbios asuntos”.
“En los últimos años, el código penal y
penal-procesual han sufrido centenares de cambios. No hay que adoptar
nuevas leyes, sino hacer que se cumplan las existentes”
Uno de los fines de Cherkésov es lograr que la Duma tenga facultades para hacer investigaciones. “El parlamento debe controlar al poder Ejecutivo, pero aquí no lo hace porque la mayoría de los diputados son de hecho delegados del Ejecutivo que frenan los proyectos de ley de la oposición sobre el control parlamentario”, dice. El parlamento forma comisiones “en casos especiales”, pero no puede iniciar investigaciones independientes ni citar a funcionarios ni reclamar documentos. Un tema a investigar son las relaciones del negocio del juego clandestino en la región de Moscú con la Fiscalía General y el Comité de Investigación (un organismo creado en época de Putin que asumió funciones de procesamiento penal antes ejercidas por la fiscalía). “Debemos saber si la Fiscalía está corrompida o no y si el Comité de Investigación es el instrumento de una lucha de clanes o está del lado de la ley. Así que sería lógico que el parlamento lo investigara para que la sociedad recuperara la confianza en la Justicia. Sólo si el parlamento controla al Ejecutivo, comenzará la lucha contra la corrupción”.
“Debemos saber si la Fiscalía está corrompida o
no y si el Comité de Investigación sirve para una lucha de clanes o está
del lado de la ley"
En 2007, en un gesto insólito entre los “chequistas” (veteranos del KGB) del entorno de Putin, Cherkésov publicó un artículo en el que exhortaba a sus colegas a elegir entre su responsabilidad histórica al frente del Estado o hundirse en la corrupción y enriquecerse gracias al poder obtenido. En aquel artículo, enumeraba diferentes posibilidades del régimen, a saber la democratización, el deslizamiento hacia una dictadura de corte latinoamericano o el estancamiento. Ahora, Rusia vive entre el estancamiento y el deslizamiento hacia la dictadura, pero puede democratizarse, si Putin comprende que ésta es una necesidad imperiosa y si la sociedad presiona sobre las estructuras de poder, explica.
“Aquí se da la variante más salvaje del capitalismo, lo que es inaceptable para la mayoría”, sentencia.
En 2006, siendo jefe del SFCE, Cherkésov fue requerido por Putin para que ayudara a investigar un caso de corrupción en el que estaban implicados altos funcionarios de los servicios de Seguridad. En cumplimiento de esta orden, un equipo de Cherkésov, al mando del general Alexandr Búlbov, llevó a cabo escuchas telefónicas para aclarar un asunto de contrabando que “había costado la vida a varias personas, incluido el periodista y diputado Yuri Schekochijin”. En pocos meses, el grupo “reunió las pruebas necesarias para desenmascarar a los contrabandistas” que en 2010 fueron condenados y encarcelados. Varios funcionarios de la Fiscalía General, la Aduana y el Servicio Federal de Seguridad fueron despedidos de sus cargos.
Sin embargo, el Comité de Investigación, surgido de la Fiscalía, encarceló a Búlbov con datos en gran parte falsificados, y este general estuvo preso durante dos años. La paradoja es que “los altos funcionarios despedidos encontraron trabajo bien pagado al frente de bancos, y Búlbov se quedó en paro al salir de la cárcel libre de cargos. Era injusto”, dice.
“Putin piensa que su principal apoyo, su base, son los órganos de seguridad y por eso no puede debilitarlos, le guste o no.
Cherkésov se vio así sólo al frente de personas que confiaban en él y que “en vez de obtener una medalla” eran intimidadas e incluso encarceladas por sus propios “colegas”de otros departamentos de Seguridad por haber desestabilizado la paz “gremial-delictiva”.Cherkésov dice entender que Putin tiene guerras en distintos frentes y debe elegir hacia dónde movilizar sus tropas. “Putin piensa que su principal apoyo, su base, son los órganos de seguridad y por eso no puede debilitarlos, le guste o no. Yo veo el campo de batalla de otra manera y creo que ningún clan puede adjudicarse el monopolio de la fuerza, la represión o la elección, porque ese monopolio no puede ser objetivo”. Y añade: “Cuando los funcionarios corrientes tienen coches de lujo, los generales tienen paquetes de acciones d las grandes compañías y sus hijos controlan las principales corporaciones del país, ¿acaso podemos confiar en su objetividad?”
“Por su filosofía, Putin es poco sensible ante el robo, porque cree que todos roban”, pero “tiene gran experiencia y es capaz de tener una idea correcta del papel del Estado y de actuar como regulador y controlador entre las instituciones,aunque utiliza sus cualidades de forma selectiva”.
Putin ha “hecho ricos y felices” a sus amigos y, de su tercer mandato, Cherkésov espera que “renuncie a satisfacer los intereses personales de su entorno” y también “cambios radicales”, como la “competencia política, la libertad de información en los canales televisivos, la verdadera lucha contra la corrupción y el ingreso en los órganos de orden público y seguridad de personas no involucradas en la extorsión organizada”.”Hay que luchar por un nuevo Putin, porque la lógica del viejo Putin no puede sacar al país de la crisis”, sentencia.
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